A pesar de que en la actualidad se están desarrollando planes de mejora de la calidad del aire por parte de las diferentes administraciones regionales, nacionales y europeas, dichas actuaciones no tienen en cuenta las posibles influencias del cambio climático sobre la calidad del aire a largo plazo, al igual que las retroalimentaciones que se dan entre los contaminantes atmosféricos (ozono troposférico, óxidos de nitrógeno y material particulado, principalmente) y el sistema climático.
Los cambios en el clima afectan a la calidad del aire modificando parámetros como la dispersión de contaminantes, la deposición por precipitación, o las emisiones naturales, entre otras. La gran magnitud y extensión de los impactos potenciales del cambio climático sobre la calidad del aire en Europa, el Mediterráneo Occidental y especialmente en la península Ibérica han inducido a que los principales organismos públicos estén acometiendo diversas e importantes actuaciones en este sentido.
Los impactos de los que hablamos incluyen la superación de los niveles críticos que causan cambios en los patrones de eventos extremos de contaminación, empobrecimiento de la calidad del aire, excedencias de los diferentes umbrales de protección a la salud y los ecosistemas definidos en las Directivas Europeas, y otras muchas modificaciones en la cinética y la química atmosférica. Adicionalmente, los contaminantes atmosféricos provocan procesos de retroalimentación (tanto positivos como negativos) con los sistemas climáticos regionales y globales, y, por lo tanto, deben evaluarse dentro de un marco integrado que tenga en cuenta dichas interacciones.
A modo de ejemplo, los resultados de los modelos climáticos indican que los principales problemas relacionados con la calidad del aire en la Península Ibérica (asociados especialmente en las zonas urbanas al material particulado de diámetro inferior a 10 micras -PM10- y los óxidos de nitrógeno) se volverán críticos bajo escenarios climáticos futuros. Los objetivos propuestos por las directivas europeas (2008/50/CE) no serán alcanzados en todo el sur de Europa, donde se presentarán numerosas superaciones de los umbrales de dichos contaminantes.
Los retos que plantea el cambio climático antropogénico y su influencia en la calidad del aire hacen necesaria una adecuada valoración de sus impactos para poder establecer las mejores estrategias de adaptación y definir las medidas de mitigación más adecuadas con la información más actual y completa posible.
En este sentido, los modelos de clima regional permiten simular de una manera comprensiva el sistema climático, y prestar un especial énfasis en las interacciones océano-atmósfera-suelo. Con ellos, es posible explorar cómo serán los cambios en el clima debidos al incremento de las emisiones de gases de invernadero de origen antropogénico y sus posibles impactos en las concentraciones de contaminantes atmosféricos. En este campo, lleno de incertidumbres y en el que todavía hay un largo camino por recorrer, es donde se centra el grueso de mi investigación.