Autor: Javier Morales Ortiz Con la de Fernando Savater inicio en este blog una serie de entrevistas a pensadores, escritores, artistas y representantes del mundo de la cultura para hablar sobre medio ambiente. ¿Por qué comenzarla con el filósofo donostiarra? Porque creo que el pensamiento progresista de este país le debe mucho a Savater, aunque a los que no pueden vivir sin etiquetas y sin catecismos, sea el que sea, seguro que le chirrían mis palabras. No exagero si digo que Savater, como buen hijo de la Ilustración, nos ha “iluminado”, ha desmontado mitos y roto el corsé de muchos prejuicios. Y en parte lo ha hecho en la arena pública que es el periodismo, como en su día lo hicieron maestros como Voltaire, Chesterton, Camus o George Orwell. Se aprende de Savater tanto si se está de acuerdo con lo que dice como si no se está, pero especialmente si hay desacuerdo porque sus argumentos nos ayudarán a que los nuestros sean más sólidos.
P.- Hace años, en su bestiario filósofico, alertaba contra aquellos que quieren convertir la naturaleza en algo inmaculado. Después de los continuos desastres ecológicos ocurridos en los últimos años y de que no parece que la situación haya mejorado, sino todo lo contrario, ¿sigue pensando lo mismo, que existe cierta ecolatría, una nueva “religión” de los defensores del medio ambiente?
R.- Una cosa es luchar contra los desastres ecológicos porque necesitamos el planeta en buenas condiciones para vivir y otra creer que el planeta tiene intereses propios, tan respetables como los nuestros y hasta por encima de los nuestros. Lo primero es preocupación ecológica, muy prudente, y lo segundo beaturronería ecolátrica, es decir, misticismo de supermercado.
P.- Los ecologistas alertan de que la Tierra tiene un límite y de que ese límite lo hemos sobrepasado con creces por nuestro modelo de producción y consumo. Se puede ser feliz con menos, dicen, y algunos filósofos de la naturaleza vuelven la vista a Epicuro. ¿El deseo de acumular, de poseer, es inherente al ser humano, es un medio de alcanzar la felicidad?
R.- Por supuesto, la Tierra y sus recursos tienen un límite, que naturalmente no conocen ni los ecologistas ni nadie porque depende de lo que la tecnología presente y sobre todo futura sea capaz de hacer. Es indudable que se puede vivir con menos: sin antibióticos, sin escáneres neurológicos, sin teléfonos –móviles o fijos- ni aviones, sin refrigeradores para alimentos perecederos, sin vacunas contra la polio, sin gafas ni otras prótesis, sin electricidad, sin imprenta ni libros, sin… Lo que es inherente al ser humano no es el deseo de acumular, sino el de crear y emprender.
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