EFEverde, periodismo ambiental y sostenible

martes, 19 de octubre de 2010

Los ecosistemas forestales y el secuestro de carbono ante el calentamiento global

Autor: José Alberto Pardos
La gran extensión mundial de los ecosistemas forestales (27% de la superficie terrestre), la biodiversidad que albergan y las funciones que desempeñan a nivel ecológico, socio-cultural y económico les confieren un papel tradicional relevante, al que se añade su contribución a la mitigación de las emisiones de dióxido de carbono (principal componente de los gases de efecto invernadero) ante el progresivo incremento de su concentración en la atmósfera. Por otra parte este incremento, unido a las concomitantes variaciones de temperatura y precipitaciones, abre perspectivas de un aumento medio general de crecimiento de los árboles; aunque también pueden producirse alteraciones de naturaleza y cuantía diversa que conduzcan a revertir temporal, o irreversiblemente, la condición de sumideros de carbono de las masas forestales en fuentes de CO2.
La amplia bibliografía existente muestra la capacidad de captura y almacenamiento de carbono en el suelo (con los valores mas altos -407,00 t C ha-1- en los bosques boreales, dadas las bajas temperaturas) y en la vegetación (en la que alcanzan 275 t C ha-1 en los biomas tropicales húmedos, dadas las condiciones climáticas favorables a un crecimiento intenso), y con una situación y valores intermedios en los bosques templados.
Asimismo se registran abundantes referencias a los flujos de carbono entre atmósfera y ecosistemas, a la incidencia de la respiración autotrófica y heterotrófica (edáfica) en dichos flujos, y a la diversidad de respuestas en la producción primaria neta de carbono en función de lugares, taxones (variación inter- e intraespecífica), estructura y edad de las masas arbóreas con un rango muy amplio: < 1 t C ha-1 año-1 a > 13 t C ha-1 año-1. Factor, también, a tener en cuenta son las emisiones de CO2 derivadas de los aprovechamientos de madera cuyo inventario debe integrarse en el cómputo de la emisión de gases con efecto invernadero a nivel nacional e internacional.
El incremento de CO2 redunda, en principio, en un aumento de las tasas de fotosíntesis y fijación del carbono (efecto fertilizante) en las masas forestales, lo cual se traduce en mayor crecimiento, mayor productividad y, en consecuencia, contenido en carbono más alto (estimado en el 50% del peso seco de la biomasa vegetal). Es destacable la cuestionada “regulación a la baja” de la fotosíntesis, la implicación de algunos condicionantes de la producción vegetal (agua y nitrógeno, especialmente) y la de otros posibles factores (insectos, hongos, ozono, lluvia ácida, fuegos) susceptibles de interaccionar con el aumento de dióxido de carbono y generar alteraciones en ambos sentidos.
La forestación con especies de crecimiento rápido (eucaliptos y álamos entre otras) en tierras otrora con agricultura marginal tiene un potencial importante en la captura de carbono, frente a la emisiones de CO2 a que conduce la deforestación (muy reducida en EEUU y Europa pero todavía muy acusada en los trópicos). Asimismo, abre perspectivas muy positivas al combinar secuestro de carbono (y producción de biomasa) con la consiguiente puesta en juego de un mercado de créditos de carbono compensatorios de emisiones industriales de CO2.
El desarrollo y aplicación de buen número de modelos de distintas clases (modelos gap, fenológicos, modelos de procesos) bajo distintos escenarios climáticos simulados a masas forestales en prolongadas cronosecuencias (50 a 200 años) “nos transporta a un futurible” y conduce al análisis de la adecuación de pautas de gestión selvícola y económica en el manejo de los recursos forestales. Cabe, también, resaltar el almacenamiento de carbono como objetivo prioritario en el manejo de algunas masas forestales (“forest set–asides”), objetivo que podría formar parte de los fines asignados a los “montes protectores”.
La amplia bibliografía española en relación directa, o indirecta, con los efectos del cambio climático en los “Montes de España”, da pie a un sucinto recorrido por los trabajos realizados en el que se incluyen algunas cifras sobre su capacidad de captura y almacenamiento de carbono, los efectos fitoclimáticos, el comportamiento de algunas poblaciones arbóreas y el predecible descenso en la producción primaria ante aumentos de temperatura y descenso de precipitaciones.

José Alberto Pardos

Ingeniero de Montes
Académico de la Real Academia de Ingeniería
José Alberto Pardos Carrión es Doctor Ingeniero de Montes y Doctor en Farmacia. En sus primeras actividades profesionales desarrolló trabajos de campo y gabinete para el desarrollo del Mapa Forestal de España y como Ingeniero de Sección del Distrito Forestal de Zaragoza. Pasó después al Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias y, después, al Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias, con estancias en diversos centros de investigación de Europa y EEUU. Continuó sus actividades en un marco forestal de las disciplinas Fisiología y Mejora Genética en la ETSI Montes como Profesor Adjunto y, posteriormente, Catedrático de Anatomía, Fisiología y Genética y, desde su jubilación, como Profesor Emérito. Miembro fundador de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF) y primer Presidente de la misma en 2002 fue elegido Miembro de Número de la Real Academia de Ingeniería

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